Nailia Yákovleva
Ph.D (Historia), ILA
NUEVA OPCIÓN DE PORTUGAL*
En Portugal ha finalizado otro ciclo electoral. En las elecciones presidenciales celebradas el 22 de enero de 2006 triunfó el centro derecha. ¿Por qué este país, que tiene lazos muy estrechos con América Latina, no ha podido encajarse en la “ola de la izquierda”, que ya se ha hecho típica para esta región y para algunos de los países europeos? ¿Cómo logró Portugal optar por la continuación, y no por el repliegue, de las reformas liberales, conservando al mismo tiempo las conquistas de la famosa “Revolución de los claveles”, calificadas por S. Huntington, director del Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad estadounidense de Harvard, como “grandiosa ampliación de las libertades”? (1) La respuesta hay que buscarla en el carácter específico del período posrevolucionario en el desarrollo de la sociedad portuguesa.
Peculiaridades de la transición a la democracia
En una apreciación de conjunto, los resultados de la transición democrática que se inició a raíz de la Revolución de Abril de 1974 merecen la calificación de positivos, a pesar de las dificultades de que estaba sembrado el camino elegido. En un lapso de poco más de 30 años el país se transformó convirtiéndose en un país totalmente distinto. La ex-periferia europea ha logrado resultados tan considerables en todas las esferas de la vida social, que ha merecido el status extraoficial de “país exitoso”. Hace apenas unos años, cuando los adelantos económicos en Portugal se hicieron evidentes, incluso un país gigante como es Rusia, se planteaba el objetivo de “alcanzar y dejar atrás” a este país. La variante exitosa de la transición democrática que condujo a la consolidación de la democracia, el modelo constructivo de estructuración de las relaciones con las ex-colonias, los métodos de arreglo de los complejos problemas migratorios, todo evidenciaba la capacidad de los portugueses de elegir y plasmar formas aceptables de coexistencia social, cosa que en un contexto marcado por la globalización resulta ser un factor importante de vitalidad de una nación.
Careciendo de las ventajas de que disponen otros estados (grandes reservas de materia prima, proveedor exclusivo de alguna mercancía en el mercado mundial, recursos laborales considerables, grandes adelantos en la ciencia y en las tecnologías), Portugal, sin embargo, ha venido recortando distancias respecto a los países desarrollados con pertinacia similar a aquella con que sus navegantes de la época de los grandes descubrimientos superaban las inmensidades oceánicas. Los resultados de los 30 años de reestructuración posrevolucionaria en Portugal aparecen reflejados en un trabajo fundamental del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) publicado en 2004 (2), al igual que en numerosos artículos e investigaciones que se publicaron en ocasión del aniversario de la revolución, y pueden ser resumido como sigue:
En el campo de la política. De un imperio colonial con régimen de gobierno autoritario Portugal se ha convertido en un país con sistema democrático de tipo europeo, en el que se observa la ley y se garantizan los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. En el país se observa consecuentemente el principio de la demarcación de poderes, existe un sistema pluripartidista, se celebran con regularidad elecciones a todos los organismos del poder y referendos nacionales con arreglo al principio de sufragio universal y sin violación de las normas electorales. La rotación en todos los organismos del poder se efectúa en pleno acuerdo con los procedimientos aprobados, los políticos y la prensa de la oposición actúan libremente y desempeñan un papel importante en el proceso político (a).
En el campo de la economía. Los índices macroeconómicos demuestran un considerable incremento real del PIB portugués, que en el período de 1980 a 2004 aumentó 5 veces en precios actuales. El país ha abierto su economía para todo el mundo y se incorporó activamente a la división internacional del trabajo. En el período mencionado el comercio exterior de mercancías y servicios ha crecido 6,5 veces: de US$ 17.200 millones a US$ 112.400 millones (3).
Veamos la posición, que ocupa Portugal dentro del sistema de ratings internacionales, los cuales, pese a su carácter convencional, ofrecen una imagen relativamente adecuada de la economía del país y de sus posibilidades. En el último informe sobre libertad económica, publicado en enero de 2006 por Heritage Foundation, Portugal ocupa el 30º lugar en el mundo (con un índice de 2,29), dejando atrás no sólo a la vecina España (b), sino también a muchas otras potencias europeas desarrolladas, como, por ejemplo, Italia y Francia (4), y la inmensa mayoría de los estados latinoamericanos (5), logrando colocarse en el grupo de países de mayor libertad económica (índice 2–2,99) (en 2004 ocupaba un peldaño aún más alto, el 27º puesto) (6). En el rating comparativo de competitividad macroeconómica (c) de los años 2005–2006, publicado por el Foro Económico Mundial (World Economic Forum), Portugal ocupó en el año 2005 el 22º lugar (con un índice de 4,91), escalando dos posiciones respecto al año anterior (7) (vea cuadro 1). Parece interesante el hecho de que España, con una economía en auge, ocupara en esa lista el 29º lugar (con un índice de 4,8) bajando en 6 puntos en comparación con los resultados del año 2004. Sin embargo, en el Índice de competitividad del negocio (BCI) España ha dejado atrás a su vecino, ocupando la 25ª posición (Portugal viene sólo en 30ª posición)(8) .
Cuadro 1
Índices de desarrollo Total de países Lugar Índice
de Portugal de Portugal
Índice de competitividad
macroeconómica
(Growth Competitiveness
Index, GCI) 117 22 4,91______
Índice de libertad
económica
(Index of Economic
Freedom, IEF) 158 30 2,29______
Índice de competitividad
del negocio
(Business Competitiveness
Index, BCI) 103 30 21,6______
Índice de adelantos
tecnológicos
(Technology
Achievment Index, TAI) 72 27 0,419_____
Índice de desarrollo de la red
de comunicaciones
(Networked
Readiness Index, NRI) 104 30 0,39______
Índice de capacidad de
innovación
(Innovation Capacity
Index, ICI) 71 25 21,6______
Fuentes: World Economic Forum. The Global Competitiveness Report 2005–2006; Global Information Technology Report 2005–2006; Heritage Foundation, 2006, Index of Economic Freedom; Institute for Strategy and Competitiveness, National Innovative Capacity.
Hace 20 años Portugal fue admitido como miembro pleno en la Comunidad Europea y asumió todos los compromisos derivados de la Declaración de la CE sobre armonización de los regímenes económico-jurídicos de los países signatarios. La economía nacional presenta hoy un aspecto más diversificado, han surgido nuevas producciones con empleo de innovaciones, se ha modernizado considerablemente la infraestructura y se han desplegado obras de construcción a gran escala. La ampliación del sector de servicios ha contribuido al desarrollo del turismo internacional, que se ha convertido en una importante fuente de ingresos en divisas. Se empezó a prestar mayor atención a la enseñanza, la ciencia y la técnica, abriendo ante Portugal el camino a la sociedad postindustrial.
En la esfera social. En los últimos tres decenios la población del país creció de 8,6 a 10,6 millones de habitantes, o sea, en un 23%. Una de las causas de este incremento ha sido la creciente afluencia de inmigrantes de diferentes regiones del mundo, incluidas las ex-repúblicas de la URSS. Se ha elevado el nivel de educación y de cultura de la población. En el año 2005 Portugal ocupó el 27º lugar por su IDPH (d), integrando el grupo de países con alto nivel de desarrollo (9), lo cual supone gran adelanto en la esfera humanitaria. Han mejorado las condiciones de vida de la mayoría de las familias portuguesas, con notables cambios en la estructura del consumo, como puede verse por el gran número de turistas y el nivel de equipamiento con electrodomésticos y medios de comunicación modernos. La revista The Economist le concede a Portugal un lugar muy alto (el 19º) en su clasificación referida al índice de calidad de vida (10). Según datos de la Eurostat, el salario mínimo se sitúa al nivel de 437 euros mensuales. Del año 2001 al 2005 éste creció en 12,1% y representa ahora el 40,7% del salario medio de los trabajadores ocupados en la producción y en el sector de servicios (11). Junto con otros adelantos, el relativo bienestar social permite incluir a este país, por los resultados del período de transición, en el grupo de democracias consolidadas.
Todo lo dicho no significa que el proceso de reestructuración del mecanismo económico y organización sociopolítica de la sociedad haya avanzado exclusivamente en línea ascendente, sin dificultades ni tropiezos. En los primeros años del siglo actual quedaron agotadas las fuentes de crecimiento de que venía disponiendo Portugal desde 1974, incluidos los estímulos obtenidos a raíz de la integración a la CE. En el 2001, el ingreso de Portugal a la zona del euro tuvo inicialmente repercusiones negativas en el conjunto del complejo económico, ya que se perdió la ventaja de poder competir valiéndose de una divisa más barata. En los últimos años se ha registrado una disminución de las inversiones en la economía portuguesa. Entre otras causas, ello fue consecuencia de la ampliación de la Unión Europea con el ingreso de países de Europa Oriental, donde la mano de obra era todavía más barata que en Portugal. Al mismo tiempo se intensificaba la competencia por parte de los productores indios y chinos. La mercadería portuguesa perdía capacidad competitiva en los mercados externos.
Del empeoramiento de la situación económica en Portugal en 2001-2005 se puede juzgar por los siguientes datos. Fue disminuyendo la tasa anual de crecimiento del PIB (de 3,9% en el 2000 a 0,4% en 2005) (12). En los últimos cuatro años el desempleo se duplicó, llegando a un promedio de 7,7% en el conjunto del país y hasta el 9% en la capital (13). En 2005 el déficit presupuestario se cifró en el 6,83% del PIB (el peor índice en la zona euro) (14), mientras que a tenor del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) de la UE debe superar el 3%. La deuda estatal del país llegó al 65,9% del PIB (frente al 53% en el año 2000). En 2004 se logró reducir sustancialmente la tasa de inflación anual, pero en 2005 ésta volvió a crecer en cuatro décimas porcentuales, llegando al 2,8% (15). Se acrecentó la desigualdad en los niveles de vida de las capas adineradas y pobres de la población: según los últimos datos del Eurostat, en este sentido la situación en Portugal es una de las más deficientes en la Unión Europea. A todo lo dicho podemos añadir la expansión de las corruptelas en los órganos del poder local, el incremento del número de delitos financieros, en lo fundamental por evasión de impuestos (el 67,5% del número total de delitos) (16) , la agudización del problema de la inmigración y de la drogadicción.
Para cumplir con las prescripciones del PEC las autoridades se han visto obligadas a reducir el gasto público en la cobertura de las necesidades sociales y elevar los impuestos. El deterioro de la situación económica provocó una serie de crisis gubernamentales, con sucesivas remodelaciones del gabinete ministerial: de 2002 a 2005 se sucedieron cuatro primeros ministros (e), y la cartera de Finanzas cambió cuatro veces de titular en tan sólo un año. Estos frecuentes reemplazos en los cargos de gobierno fueron la causa de que se tomaran decisiones mal pensadas y se acumularan problemas pendientes de solución.
La prolongada situación de crisis provocó depresión en aquella parte de la sociedad que ya se había acostumbrado a los estándares de vida más altos e hizo que muchos, los más decepcionados, salieran a la calle a manifestar su descontento. El aumento del impuesto sobre el valor añadido del 19% al 21% en verano de 2005 provocó una oleada de protestas y huelgas con reivindicaciones de aumentos salariales. Esta era la situación en que el país entró en la campaña electoral de turno.
Sistema político y distribución de fuerzas
En las condiciones de crisis todas las instituciones del poder están sometidas a prueba de resistencia. En especial crece el papel del presidente como jefe del Estado y garante de la estabilidad. Portugal tiene un régimen de “república semipresidencial”. El presidente es el jefe de Estado y es elegido por sufragio directo, universal y secreto por un período de cinco años y con el derecho de ser reelegido para un segundo mandato. Para ser declarado presidente electo, el aspirante tiene que reunir más de la mitad de los votos del electorado, de no alcanzar tal porcentaje ningún candidato se convoca una segunda vuelta electoral. Las competencias del Jefe de Estado y sus prerrogativas son reguladas por los artículos 120–140 de la Constitución de 1976 (17), de acuerdo con los cuales el Presidente representa el país en el ámbito internacional, garantiza su independencia e integridad, el funcionamiento de las instituciones democráticas sin intervenir en su labor corriente. Además, es Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y está dotado de importantes facultades (vea más abajo). Sin embargo, para mantener el equilibrio la Constitución prevé mecanismos que permiten evitar manifestaciones de voluntarismo por parte del Jefe de Estado.
A pesar de no estar dotado de la plenitud del poder ejecutivo, el presidente no es una figura meramente decorativa y ceremonial. La Constitución le otorga amplias facultades para, en caso necesario, influir en el desarrollo del proceso político. Así lo demostró, el presidente Jorge Fernando Branco Sampaio (1996–2006), quien el 1 de diciembre de 2004 se valió de su derecho constitucional y anunció la disolución del Parlamento. A raíz de esta decisión en febrero de 2005 se celebraron las elecciones parlamentarias anticipadas.
El organismo legislativo del país es la Asamblea de la República, institución unicameral cuyos diputados son elegidos por cuatro años sobre la base de una representación partidista proporcional. Es importante el hecho de que al designar al jefe del gobierno el presidente tiene la obligación de concertar su candidatura con los partidos representados en el parlamento. De ahí que las elecciones parlamentarias y la lucha por el puesto de primer ministro, que es la figura clave en la determinación de los vectores principales del desarrollo económico, sean las direcciones prioritarias en las actividades de los partidos. En este campo durante los últimos decenios los rivales principales son el Partido Socialista (PS) y el Partido Social Demócrata (PPD /PSD) (f).
Competencia del Presidente de la República
- Ejercer las funciones de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Declarar la guerra y la paz por propuesta del Gobierno.
- Designar a cinco miembros del Consejo de Estado y dos miembros del Consejo Superior de Magistratura.
- Nombrar y exonerar a propuesta del Gobierno al Fiscal General de la República, al presidente del Tribunal de Cuentas.
- Ratificar los tratados internacionales, nombrar a embajadores, acreditar a los representantes diplomáticos extranjeros.
- Convocar esiones extraordinarias de la Asamblea de la República.
- Presidir el Consejo Superior de Defensa Nacional, nombrar a los Jefes de los Estados Mayores de las Fuerzas Armadas.
- Fijar las fechas de las elecciones a los órganos del poder.
- Declarar el estado de sitio o el estado de emergencia.
- Nombrar y separar a los miembros del Gobierno, revocar al Gobierno. Nombrar y separar al Primer Ministro.
- Disolver la Asamblea de la República.
- Disolver las Asambleas Legislativas de las regiones autónomas en caso de que vulneren la Constitución
- Someter a referendo cuestiones de relevante interés nacional
- Ejercer el derecho al veto de leyes y decretos del gobierno, otorgar títulos, indultar penas.
Tradicionalmente el papel del sistema partidista en la vida política de la Tercera República (g) ha sido un tanto exagerado, constituyendo un rasgo peculiar de la variante portuguesa de estructura democrática. Fueron precisamente los partidos políticos y sus líderes quienes desempeñaron un papel importante en el derrocamiento del régimen autoritario y encabezaron las estructuras del poder o movimientos sociales en el período de la transición democrática. No obstante, en los últimos años el sistema partidista enfrenta el serio problema de una creciente crisis institucional.
Claro es, que en este sentido Portugal no es ninguna excepción. El rumbo general del proceso político en toda una serie de países consiste en que los partidos van alejándose de la sociedad, y surge la necesidad de una idea nueva sobre el papel y del lugar de los mismos en la vida contemporánea. La científica rusa M. Chumakova señala: “Tomando en consideración la actual borrosidad de la identidad partidista de los tiempos pasados y la manifestación de nuevas preferencias sociopolíticas, el papel de los partidos tradicionales, por lo visto, va a reducirse en el futuro, cediendo sitiio a nuevos movimientos y partidos…” (18). Semejante pronóstico, hecho a base de materiales sobre América Latina, parece venir al caso también con relación a Portugal, donde se está haciendo patente el debilitamiento de una función tan importante de los partidos como es la de ejercer el papel de mediadores entre el poder y la sociedad. Esa tendencia alarmante está siendo analizada tanto por politólogos portugueses como por los propios dirigentes de los partidos. “Los partidos ya no pueden satisfacer a la sociedad contemporánea –reconoce el socialista portugués Almeida Santos–. Los nuevos medios de comunicación y las posibilidades informativas de Internet permiten que los ciudadanos estén más informados que hace 30 o 40 años. Muchos reconocen que dentro del sistema político de la organización de la sociedad están madurando cambios. Los partidos están demasiado encerrados dentro de sí mismos para contar con alguna influencia sobre la sociedad” (19).
El principal círculo de problemas en torno al cual se desarrolla la lucha política, son la política económica y las vías para la ulterior modernización del país, aunque últimamente son raros los casos en que los partidos trabajan en la elaboración de programas que determinen los objetivos estratégicos del desarrollo nacional e indiquen la manera de alcanzarlos. Suelen limitarse a la promoción de consignas actualizadas. Como resultado, el trabajo partidista pierde amplitud, reduciéndose al reclutamiento de nuevos miembros y a la formación de la élite del poder. Semejante contracción del campo de actividades es evaluada negativamente por la sociedad y, en definitiva, merma la importancia de los partidos en la vida política.
Al evaluar el estado actual del sistema partidista de Portugal es importante tener en cuenta el crecimiento de la desconfianza en la actividad de los partidos y en su capacidad de dar solución a los problemas que enfrenta la sociedad. Es cada vez mayor el número de electores que no dan crédito a los programas y declaraciones de los diversos partidos ni tienen confianza en sus representantes. El nivel de afiliación de los portugueses en partidos es uno de los más bajos de Europa y sigue bajando continuamente desde finales de los años 90. Las últimas encuestas de opinión realizadas por Eurobarómetro indican que el 80% de portugueses no confían en ningún partido político. Hasta los propios funcionarios de los partidos reconocen que estos “hoy en día no son eficaces ni como instrumentos de pedagogía cívica ni como máquinas electorales” (20).
Estudios sociológicos concretos demuestran que la sociedad contemporánea es mucho más diversificada que el espectro de partidos existente, lo cual dificulta la opción de los ciudadanos por un partido que responda a sus intereses vitales. La votación de los electores tiende a estar cada vez menos relacionada con su posición social, se están rompiendo los lazos entre las preferencias partidistas del electorado y su pertenencia a un determinado grupo social. La base social de los partidos se torna borrosa, crece la movilidad y la independencia de los electores, aumenta la posibilidad de su deriva de un partido a otro en distintas elecciones. A los partidos les resulta cada vez más difícil ampliar y consolidar su base electoral.
Las frecuentes promesas de una vida mejor por parte de los dirigentes de los partidos ya no ejercen la influencia de antes. El electorado contemporáneo está incorporado a lo que se suele designar con el nombre de “videopolítica”. En las condiciones del crecimiento del papel de los medios de información electrónicos, que dan acceso a toda la diversidad de información, sobre la opción del elector la ejercen sustancial influencia las investigaciones periodísticas, los debates en la televisión y las conferencias de prensa. A veces a quienes tienen intención de acudir a las urnas les resulta difícil orientarse en las intrincaciones de la lucha electoral y determinar qué fuerza política es capaz no sólo de solucionar problemas globales y nacionales sino también de defender sus intereses concretos.
Otra importante manifestación de la crisis de los partidos es la actitud crítica hacia la dirigencia de los partidos. A medida que se elevan el nivel de la educación y el grado de información de la población aumenta la desconfianza en las élites políticas, incluidas las de los partidos. Crece el número de portugueses que están convencidos de que el sistema de los partidos nada tiene que ver con sus necesidades y es utilizado por los políticos con el único fin de ascender al poder y solucionar sus problemas personales. Ramalho Eanes, el primer presidente de Portugal elegido de manera democrática, se ha visto obligado a reconocer, que “el sistema de gobierno en que domina la partocracia, se ha desacreditado, que los ciudadanos huyen de los políticos y de la democracia representativa manejada por esa partocracia” (21).
Llama la atención otro fenómeno muy difundido. Los partidos han empezado a hacer suyas las orientaciones ideológicas de sus rivales, es decir que se están desideologizando, camuflándose y procurando ser aceptables para todos los electores, haciéndose pasar por una especie de movimientos nacionales y tratando de evitar todo sello ideológico. Como se ha comentado al respecto en el periódico Expresso, “el mundo es más complicado que los esquemas primitivos de “izquierda – derecha” (22). Esta afirmación se ha visto plenamente confirmada durante la última campaña presidencial en Portugal. Y sin embargo, por la fuerza de la tradición, precisamente estas definiciones se emplearán al analizar el sistema de los partidos del país en el marco de la campaña electoral. A pesar de que muchas nociones antes habituales se están haciendo cada vez más relativas, el sistema de conceptos de la politología moderna va rezagado de los cambios en los procesos que constituyen su campo de estudio. O. Krishtanóvskaya, conocida socióloga rusa, propone una nueva escala política: en vez de “izquierda – derecha", diferenciar entre las fuerzas de la revancha y las del liberalismo”, sin embargo, queda sin aclarar cuán aplicable es tal escala a la realidad portuguesa.
En Portugal existe un sistema pluripartidista, que en los últimos años va evolucionando en dirección al bipartidismo. Hoy en día en el parlamento están representados los siguientes partidos políticos (véase cuadro 2).
Cuadro2
Nombre del partido Líder Número de mandatos
Partido Socialista, José Sócrates Carvalho
PS Pinta de Sousa 121____________
Partido Social-Demócrata,
PPD/PDS Luis Marques Mendes 75_____________
Partido Popular,
CDS*/PP José Ribeiro e Castro 12 ___________
Partido Comunista
Portugués,
PCP Jerónimo de Sousa 12
Bloque de Izquierda,
BI** Francisco Anacleto Louça 8_____________
Partido Ecologista
“Los verdes”, PVE Manuela Cunha 2_____________
* El Partido Popular se denominaba antes Centro Democrático Social.
** Partido que se constituyó en 1999 por la fusión de tres movimientos políticos: la Unión Democrática Popular, el Partido Socialista Revolucionario y el partido Política XXI.
Un rasgo peculiar del sistema partidista portugués es la ausencia de partidos de derecha en el sentido tradicional de la palabra. Su lugar es ocupado por el PPD/PDS y el CDS/PP a que se suele catalogar como centristas o de centro-derecha. Los demás partidos, de modo más o menos convencional, se consideran parte del espectro de la izquierda – desde los de centroizquierda (PS) hasta los de la extrema izquierda (Partido Comunista de los Trabajadores Portugueses, que representa la tendencia maoísta) (h).
Después de las elecciones de febrero de 2005 el PS tiene mayoría en el parlamento y forma el gobierno, que desde marzo de 2005 encabeza José Sócrates (i) . Durante dos decenios este partido retuvo el puesto de Presidente de la República (j). Hasta hace poco la táctica de unión con otros partidos de la izquierda le permitía ganar las elecciones presidenciales a los representantes de centroderecha. Así ocurrió en 1996, cuando el líder comunista Jerónimo de Sousa retiró su candidatura a favor de Jorge Sampaio, del PS, el cual ganó el duelo frente al representante de los partidos de centroderecha. De igual manera en el año 2001 se logró asegurarle a J. Sampaio, candidato único de las fuerzas de la izquierda, el segundo mandato presidencial.
Parecía lógico que también esta vez la estrategia electoral de la izquierda consistiese en oponer un candidato único a las fuerzas de centroderecha. Evaluando con criterio realista las escasas posibilidades de sus candidatos, los demás partidos de la izquierda ofrecieron a los socialistas promover un solo candidato, sin embargo, a estos últimos les jugó una mala pasada la excesiva confianza en sus propias fuerzas, partiendo de que poco antes habían ganado las elecciones al parlamento. Al rechazar la propuesta y distanciarse de los partidos con escaso respaldo en la sociedad, el PS enfrentó una situación sin precedentes dentro del partido. Al no encontrar en sus filas un candidato apropiado e indiscutible, la dirigencia del partido propuso como candidato a Mario Soares, patriarca de la política portuguesa, que ya tenía entones 80 años de edad y ni pensaba continuar su carrera política. El “Padre de la Democracia”, el “Padre de la Patria”, el ex-premier y ex-presidente, fundador del PS y ex-diputado del Parlamento Europeo reconocía, que “no le era fácil” entrar en la lucha por el puesto de Jefe de Estado” (23) , pero presionado por las circunstancias dio su consentimiento para que se presentara, por tercera vez, su candidatura a la presidencia de la República. Y fue entonces cuando ocurrió lo más imprevisible para los líderes del partido: la autopropuesta de Manuel Alegre, legendario poeta, símbolo de la resistencia contra el gobierno de Salazar, el cual, sorprendiendo a todos, dejó atrás a M. Soares en las encuestas preliminares.
En realidad, incluso si el PS hubiera promovido un solo candidato, es poco probable que la situación hubiera cambiado cardinalmente. Todas las encuestas realizadas arrojaban resultados desfavorables para los socialistas. El primer timbrazo de alarma sonó todavía en el otoño de 2005, en las elecciones municipales. A diferencia de las presidenciales, en las cuales la victoria del PS no suscitaba dudas, la mayor parte de los municipios quedaron en manos de representantes de otros partidos. Los socialistas encabezaron sólo 108 de los 308 municipios, perdiendo frente a los partidos de centroderecha PPD/PDS y CDS/PP, los cuales juntos ganaron en 159 municipios (24). En la actualidad las fuerzas de la izquierda dirigen 141 organismos del poder local, lo que refleja la tendencia general de la pérdida de influencia política.
Al final, como aspirantes de la presidencia de la República por las fuerzas de la izquierda fueron nominados varios candidatos: el peso pesado de la política Mario Soares. del Partido Socialista; Francisco Lousa, como representante del Bloque de Izquierda; Jerónimo de Sousa, Secretario General del Partido Comunista; Antonio García Pereira, que encabezaba el PCTP, partido maoísta de ultraizquierda, y el socialista Manuel Alegre, como candidato independiente.
Al comienzo tampoco infundía gran optimismo la situación en el campo de los candidatos de la oposición. Diego Freitas do Amaral, un político de gran prestigio, que había ocupado los cargos más altos en la Tercera República y que había sido candidato al puesto de Presidente en el año 1986, era ministro de Estado en el actual 17º gobierno y encabezaba el Ministerio del Exterior. Los demás posibles aspirantes no gozaban de gran apoyo. Luis Marques Mendes, quien encabezaba el PPD/PDS, era una figura política poco popular. El potencial presidencial de Pedro Santana Lopes, destituido poco antes, rayaban en cero. Y hasta el ex primer ministro José Manuel Durao Barroso, que ocupaba el cargo máximo en la estructura de la CE, apenas obtenía un 20% de intención de voto en las encuestas. A falta de un líder político evidente, los partidos de centroderecha podían quedar en enero sin un representante, mientras que la propia lucha política podía convertirse en “elección sin opción”. Sin embargo, no ocurrió tal cosa. Surgío de la nada un candidato derechista que pronto se promovió como claro favorito de la campaña electoral, infundiéndole a ésta verdadera intriga y despertando el interés por la marcha y los resultados de estos comicios no sólo en Portugal, sino también en el extranjero.
Levantado el tabú
En fin de cuentas a los cinco representantes de las fuerzas de la izquierda se les opuso… ¿Quién? Era un hombre de talante conservador (en opinión de algunos), centrista (al decir de otros), centroderechista (a juicio de otros más), derechista, según clamaban los partidos de izquierda, tecnócrata, para quienes procuraban eludir los rótulos ideológicos, y social-demócrata, según él mismo se definía.
Aníbal Antonio Cavaco Silva, nacido en 1939, era un economista y financista diplomado, graduado del Instituto Superior de Economía y Finanzas de Portugal, trabajó de profesor en la Universidad de York (Gran Bretaña). Fue ministro de Finanzas en el gobierno de Sá Carneiro (en 1980, cargo que dimitió a raíz del fallecimiento del primer ministro en una catástrofe de avión), Primer Ministro (1985–1995), candidato a Presidente (1996) y ex-presidente del Partido Social-Demócrata (1985–1995). Después de fracasar en los comicios de 1996 se retiró de la alta política y hasta 2004 trabajó de consultor en la Junta de Directores del Banco de Portugal, después de lo cual se desempeñó como profesor del Instituto Superior de Ciencias Económicas y Financieras y catedrático de la Universidad Católica Portuguesa. Durante su receso político evadió toda participación en la vida social, escribió dos volúmenes de memorias y durante largo tiempo daba por descartada la posibilidad de que se promoviera nuevamente su candidatura a Presidente, aunque sus enemigos afirman, que durante todo ese tiempo se estuvo preparando meticulosamente para disputar la jefatura del Estado. El caso es que el 20 de octubre de 2005, en el 42º aniversario de su matrimonio, A. Cavaco infringió el tabú que él mismo había impuesto a la actividad política, y anunció su intención de presentarse a las elecciones. Lo hizo en su estilo “cavaquiano”: el procedimiento de presentación fue sumamente modesto y el discurso del candidato, que se dirigió a los electores por primera vez en diez años, duró tan sólo ocho minutos. En su alocución el político afirmó que había presentaba su candidatura por decisión propia, independiente, después de consultar en el seno de su familia, y que no defendía intereses de ningún partido. No obstante, los partidos PPD/PDS y CDS/PP declararon de inmediato que lo iban a apoyar.
En realidad, la actual política portuguesa se está convirtiendo en un mercado político, en el cual se cotiza más el distanciamiento del candidato de todos los partidos y con frecuencia triunfan aquellos candidatos, que supieron planear mejor el marketing de la futura campaña electoral (25). La de Cavaco Silva fue organizada con exactitud tecnológica. Llevó a cabo su campaña electoral con gran entusiasmo y de inmediato se promovió al primer plano en la carrera presidencial, convirtiéndose en blanco de ataques para todos los demás candidatos, que centraron sus esfuerzos en criticarlo. Según opinaba el propio aspirante derechista, “los demás candidatos cometieron un grave error. Se pasaron los últimos tres meses y medio hablando sólo de mí, mientras que yo hablaba de Portugal, de los problemas de los ciudadanos… Yo nunca lancé ningún ataque a otro candidato, ni críticas injuriosas” (26). En vez de criticar a los candidatos de la izquierda, A. Cavaco Silva procuró convencer a los electores de que su persona era digna de ocupar el máximo cargo en la república. “El país necesita un presidente que lo vea todo y lo oiga todo”, les decía a los electores, levantando arrebatos de indignación en el campo de la izquierda. Al comentar esta declaración, Vital Moreira, conocido jurista, profesor de Derecho y columnista de la revista Público, señaló irónicamente: “Felices los pueblos que pueden elegir a Dios como Jefe de Estado…”. Sin embargo, a un mes de las elecciones, durante un cara a cara televisado con M. Soares el propio A. Cavaco Silva rechazó los reproches de los rivales, que le atribuían las pretensiones de excepcionalidad: “No, yo no pretendo al papel de salvador de la nación… me estoy sometiendo al riesgo, al igual que se someten al riesgo todos los portugueses” (27).
Los partidarios del candidato derechista opinaban que en el transcurso de la campaña electoral éste había revelado sus mejores cualidades: extraordinaria capacidad de trabajo y entendimiento profesional profundo de los problemas económicos que enfrentaba el país. Al promover como tarea prioritaria de su futura gestión la conversión de Portugal en un Estado democrático próspero, A. Cavaco Silva prometió contribuir a la solución de los problemas nacionales primordiales: acelerar el ritmo de crecimiento económico, reducir los impuestos, combatir el desempleo, limitar considerablemente la ingerencia del Estado en la economía y reducir el déficit presupuestario. “Hace falta lograr la estabilidad política y económica, que es la premisa para un nuevo arranque de la economía y de la modernización económica del país”, manifestaba A. Cavaco Silva. Siendo uno de los principales ideólogos de la incorporación del país a la Europa Unida, manifestó su propósito de elevar el papel de Portugal en la UE y contribuir al desarrollo de la integración europea.
Sus opositores le criticaban la falta de un programa de acción detallado y llegaron a acusarle de populismo. Sin embargo, a los electores tales argumentos les parecieron poco convincentes. En la mente de los electores el propio nombre de A. Cavaco Silva se asociaba firmemente con el desarrollo dinámico y con el crecimiento económico del país en los años que había desempeñado la jefatura del Gobierno. A medida que se aproximaba la fecha de las elecciones se intensifica la actividad de los ciudadanos: planeaban acudir a los colegios electorales un 60% de todos los aptos para la votación, en otras palabras, unos 6 millones de portugueses, o sea un millón más que en el año 2001. Ello podía significar que los electores ya se habían formado una idea en cuanto al candidato, que las elecciones se efectuarían en una sola vuelta y que el nombre del presidente era sabido de antemano. Así lo reconocía el propio M. Soares, quien tildó las elecciones presidenciales de 2006 de “plebiscito de Cavaco” (28).
Cierto es que al final de la campaña el detallado socialista, que en el transcurso de dos semanas había recorrido el país de Norte a Sur sin presentar indicio alguno de cansancio, todavía manifestaba su esperanza de que los ánimos del electorado iban a cambiar. No obstante, los resultados de los comicios fueron contundentes y no dejaban chance alguno a los socialistas. El ganador de la carrera presidencial fue Aníbal Cavaco Silva, el cual ya en la primera vuelta obtuvo el 50,54% de los votos (29).
¿Cuáles fueron los resultados de la campaña electoral para los principales partidos políticos del país? Es evidente que los radicales de la izquierda van cediendo sus posiciones y perdiendo popularidad entre las masas populares. Comencemos por los outsiders. A. García Pereira, representante de la extrema izquierda, obtuvo tres veces menos votos (23.983, o sea un 0,44%) en comparación con los comicios de 2001. En el bloque de la izquierda se registró una disminución de votos (292.198, o el 5,32%) en comparación con las últimas elecciones parlamentarias. Diferente fue el caso del PSP, cuyo candidato Jerónimo de Sousa, con el apoyo del Partido de los Verdes, logró mejorar su resultado: 474.083 votos, o el 8,64% (en comparación con el 7,5% en los comicios anteriores). El punto débil de los candidatos de la izquierda es que no tienen proyectos políticos propios. En la etapa histórica actual ya no pueden arremeter en contra de la propiedad privada, las elecciones democráticas y otros valores liberales. Tampoco pueden exhortar a la toma revolucionaria del poder, y carecen de un programa positivo de alternativa. Por ello el principal nicho de la lucha política para los radicales de la izquierda se está haciendo la crítica de la política social y ecológica de las fuerzas en el poder. Lo más probable es que precisamente el BI y el PCP formen la oposición a la posible pareja presidente – primer ministro, con tal de aprovechar sus errores para el posicionamiento propio en el campo político.
Fue una gran sorpresa el segundo lugar de Manuel Alegre, el cual logró por si solo, sin el apoyo de la dirigencia y del aparato de su partido un resultado impresionante: 1.138.297 votos, o sea, el 20,74% del total. M. Alegre, uno de los personajes más carismáticos y poseedor de una biografía poco ordinaria, desarrolló su campaña bajo una consigna única: la necesidad de luchar contra la corrupción, y acumuló más votos que el candidato oficial del PS. El tercer lugar de Mario Soares (785.355 votos, o el 14,31%) fue calificado por la mayoría de comentaristas como fracaso, aunque nadie deseaba herir el amor propio de una persona tan respetada en el país. Algunos analistas políticos estiman que el fracaso de los socialistas (más deplorable aún cuando se lo contrasta con contundente victoria lograda en las elecciones parlamentarias, menos de un año antes) es resultado de los errores tácticos del partido. Otros sacaron conclusiones de alcance global, opinando que el electorado portugués iban librándose poco a poco de las quimeras de la vida política del siglo XX, y atribuían el fracaso socialista no al propio partido, y ni siquiera a M. Soares, sino a la idea que este personificaba del “derecho natural” de las fuerzas de izquierda a ejercer el poder presidencial. La Revolución de abril ya ha pasado a la historia, y el haber participado en ella ya no puede servir de salvoconducto en la vida política ni ser una prueba de la capacidad de un político respetado, pero ya entrado en años, para realizar proyectos de modernización adecuados, tal era la quinta esencia de la mayor parte de opiniones expresadas (30).
En lo que se refiere a las fuerzas de centroderecha, su electorado en los últimos comicios creció casi dos veces: hasta 2.773.431 votos, o sea, en el 50,54%. Vale señalar, que por el candidato de la derecha votaron las regiones del Norte del país, las más desarrolladas económicamente, que recibieron en la prensa socialista el nombre de “Cavaquistán” (31). Los adversarios de A. Cavaco Silva centraron la atención en que éste había obtenido menos votos de los que se esperaban, sin embargo, según los analistas, semejantes comentarios sólo reflejaban el deseo de los socialistas de “poner buena cara al mal tiempo”. A pesar de la crítica, muchos electores, que antes no formaban parte del electorado de centroderecha, votaron por A. Cavaco Silva. Su victoria demuestra que existe un considerable sector del electorado, que determina su opción basándose no en la filiación ideológica o partidista del candidato, sino en el profesionalismo de éste, en lo adecuado que es el candidato al momento actual del desarrollo histórico.
Así, pues, el 22 de enero de 2006 en Portugal se celebraron las elecciones presidenciales de turno. Este evento político, que, al parecer, debería ser ordinario en un país democrático, tuvo este vez una especial importancia y un resultado nada trivial. Tanto en el transcurso de la campaña electoral como una vez finalizada se hizo evidente para todos los participantes en el proceso (desde las élites políticas hasta la base del electorado) que en el siglo XXI el país habría de enfrentar serios retos, cuyo sentido radica en la necesidad de buscar nuevas vías de modernización y en una nueva transformación de las estructuras existentes adecuada a las demandas del tiempo. Y para resolver esos problemas se llevó a la presidencia de la República a un “hombre-esfinge”.
El segundo advenimiento de la “esfinge”
En la política la habladuría puede matar al Estado
Pierre Boiste
Para los portugueses la esfinge es un símbolo de sabiduría y de la estabilidad. Por su carácter serio y poco comunicativo, por su ensimismamiento, a Aníbal Cavaco Silva lo llaman esfinge todos, ya sean amigos o enemigos. Todavía en los tiempos cuando era Primer Ministro, el actual presidente se hizo famoso por su escasa afición a las intervenciones y debates públicos. Siempre ha sido parco en palabras, pero siempre también ha usado expresiones aforísticas. Se le atribuyen, por ejemplo, las siguientes frases: “Los políticos incompetentes deben ceder sitio a los competentes”, “Nunca me equivoco y rara vez tengo dudas”. “Déjenme trabajar”, respondía Cavaco Silva a las quejas de la oposición contra la política económica de su gabinete.
No es sorprendente, por tanto, que una vez concluidas las elecciones, la figura del presidente electo centrara de inmediato la atención de los medios de información, de los analistas y del establishment político. La mayor parte de los comentarios reflejaba no tanto el estado real de las cosas, como la actitud personal de los autores. La misma cualidad del presidente era presentada de manera diametralmente contraria por los opositores de A. Cavaco Silva y por sus adeptos de talante liberal. Así, por ejemplo, el carácter taciturno y hermético de este político era presentado por algunos como un defecto sustancial, y por otros, como el deseo de aprovechar racionalmente el tiempo de trabajo. Su aspiración a aprovechar al máximo las facultades de que dispone era presentada como tendencia autoritaria, o como patriotismo. El deseo de distanciarse de los partidos políticos era interpretado por los enemigos como falta de visión política, como oportunismo, mientras que sus partidarios lo presentaban como honestidad.
También eran diferentes las evaluaciones de la gestión que había desarrollado en tiempos en calidad de Primer Ministro. Según sus partidarios, en este cargo A. Cavaco Silva demostró que era un administrador inteligente, hábil y decidido, un economista calificado, que aplica en la práctica una política eficaz de mercado. En realidad, mientras ocupó ese cargo, a partir de 1986, se registró crecimiento de todos los indicadores económicos esenciales de Portugal. En particular, en los años 1986–1990 el crecimiento medio anual del PIB fue del 4.8%, situándose entre los más altos de Europa. En 1986, al ingresar en la CE, Portugal obtuvo grandes subsidios de los fondos de desarrollo especiales. Ese dinero fue invertido en la construcción de un sistema de comunicaciones moderno, hospitales, universidades, centros científicos, autopistas y aeropuertos, lo que cambió rotundamente la infraestructura del país. Siendo un adepto de la idea de la Europa unida, A. Cavaco Silva participó en 1992 en la firma de los acuerdos de Maastricht.
Los adversarios del ex-premier le culpan de haber promovido a fines de los años 80 “la cultura de hormigón”, de la aparición de la clase de los “nuevos ricos”, de la creciente distancia en el nivel de vida como consecuencia de la política económica que aplicó. La economista portuguesa Teodora Cardoso opina que al gobierno de A. Cavaco Silva lo caracterizaba la falta de una visión estratégica de las vías de desarrollo del país. “No reformó la Administración Pública; subordinó sus decisiones económicas a los ciclos electorales e hizo políticas profundamente burocráticas en material de constitución y disolución de empresas, confusos en material de ambiente y ordenamiento del territorio, ineficaces en la formación profesional y la regulación de la actividad económica”. El escritor Pedro Rosa Mendes, muy conocido en el país, es también muy categórico: “Portugal está pagando todavía el precio; aquella generación que vivió un enorme desarrollo económico, no supo acompañarlo del desarrollo cultural y educativo. Y así estamos: ahora mucha gente tiene más en los bolsillos que en la cabeza, y somos dos países en uno” (32). Al analizar todas las críticas de que es objeto el flamante presidente portugués, se puede notar la ausencia de reproches referidos a la caída del nivel de vida de la población o la falta del acceso a los servicios de vital importancia, por el contrario, todos ellos abordan el tema de la insuficiencia de los esfuerzos reformistas del Premier. Por lo visto, la relación entre el costo social de las reformas realizadas y los adelantos económicos, en general, resultó ser óptima. Por ello el período de las reformas liberales no suscita recuerdos desagradables en la memoria de los electores.
No es fortuito que los años de permanencia de A. Cavaco Silva al frente del Gobierno se convirtieron en tema de minucioso análisis en el marco del debate político que se desarrolló a finales de 2005 y comienzos de 2006. Con motivo de la llegada al Palacio Presidencial de una figura tan fuerte las élites políticas se pusieron a especular en cuanto al camino que seguiría el nuevo Jefe del Estado para ejercer la máxima influencia posible en los procesos económicos. Los socialistas temen que el nuevo presidente se valga del derecho constitucional que le permite disolver el gobierno y destituir al primer ministro. Los políticos portugueses le han puesto a esta facultad el calificativo de “bomba atómica”. Precisamente de ella se valió en diciembre de 2004 el ex jefe del Estado Jorge Sampaio, cuando destituyó al Primer Ministro Pedro Santana López. Por cierto, que el propio P. Santana López manifestó públicamente que si Cavaco Silva resultaba elegido habría “un conflicto institucional, porque no se sabrá quien manda en el país, si el presidente, o el primer ministro “, mientras que M. Soares declaró, a su vez, que “Cavaco Silva tiene una especie de computadora, que está programada para primer ministro” (33). En respuesta el presidente electo procuró rechazar tal tipo de acusaciones, subrayando que “el Estado no debe ser feudo de los que ganan (las elecciones)” y aseveró a los portugueses que él “garantizaba la estabilidad política y el funcionamiento normal de las instituciones democráticas” (34).
Mientras tanto, el problema planteado por M. Soares, es bastante serio. Efectivamente, entran en contradicción las características personales del Jefe del Estado y el marco de competencia en la vida económica del país que le atribuye la Constitución. Es posible que precisamente la búsqueda de compromisos en el marco del sistema político existente se convierta en el vector central de la nueva presidencia y, al mismo tiempo, en un examen para las élites del poder, que ayudaría a Portugal a reafirmarse dentro del grupo de las democracias consolidadas. Pero el proceso de modernización es tan complicado, que los analistas no descartan la posibilidad que se desarrollen nuevas formas de vida política y social, incluyendo el cambio del papel atribuido a la presidencia de la República.
Ya ahora en Portugal se oyen llamamientos a reforzar la institución presidencial, se manifiestan la esperanza de que este cargo estatal deje de ser demasiado formal pasando a ser el “centro del poder y zona de influencia”. Este criterio cuenta con no pocos partidarios. Tomando en cuenta la personalidad del nuevo Jefe de Estado y la seriedad de la situación actual, es posible que su número vaya aumentando, especialmente si el gobierno entra en conflicto con el presidente o no logra realizar el programa de estabilización anticrisis, no alcanza dinamismo positivo del desarrollo económico y no logra asegurar la modernización del país. Por otra parte, algunos observadores opinan, que ya ahora el presidente dispone de recursos de poder suficientes para controlar y dirigir el trabajo del gobierno, que es “sujeto de las actividades de muchos lobbistas”. “El Presidente tiene que estar atento a la posibilidad de que el Estado sea usado en beneficio de intereses privados y valerse de todos su recurso para evitar tal contingencia”, escribió el influyente Diàrio de Notícias” (35).
Y el propio A. Cavaco Silva declara que el Estado debe estar al servicio del pueblo, y que él procurará representar a todas las fuerzas políticas y ser presidente de todo Portugal, como le prometió a la nación en su discurso de toma de posesión.
Posibilidad de modernización
La toma de posesión se celebró el 9 de marzo en la Asamblea de la República en presencia de los miembros del Gobierno y del Primer Ministro, de los diputados del Parlamento y de 900 invitados de honor. El discurso que pronunció el presidente tras jurar el cargo, llevaba una carga positiva y contenía exhortaciones apaciguadores (36). En particular, para limar gravedad al problema de las dos ramas del poder encabezada por representantes de partidos diferentes, propuso al gobierno cooperar eficazmente en aras de la futura prosperidad del país, exhortó a los políticos a dejar aparte las discordias y buscar el consenso para poder solucionar las tareas nacionales prioritarias en cinco esferas:
Primero. Crear las condiciones para un considerable crecimiento de los índices económicos y reducir el retraso con respecto a las potencias europeas desarrolladas, dejándoles a los descendientes una sociedad económicamente desarrollada, de alta cultura y socialmente protegida. Las condiciones de vida pueden ser mejoradas sólo mediante la modernización económica, el progreso tecnológico, el empleo de las innovaciones y de los descubrimientos científicos, mediante la educación y el desarrollo de la persona. No hay otro camino. No se puede olvidar las crecientes necesidades y los recursos energéticos limitados. Hace falta elaborar en este sentido una política que tome en consideración las nuevas realidades. Una importante tarea es elevar la competitividad de las mercancías y de servicios. Hoy en día la situación periférica del país ya no es una deficiencia, y la salida al Atlántico debe ser utilizada más plenamente en bien del país.
Segundo. Como elemento central de la política de modernización debería considerarse el mejoramiento del sistema de enseñanza y de capacitación de los recursos laborales. Hace falta crear un sistema eficaz de “igualdad de oportunidades”, que es un fundamental principio de la democracia, y contribuir ya en las etapas iniciales del proceso de educación al desarrollo multifacético de la persona, incluidas las cualidades necesarias para la futura participación en proyectos de innovación, tecnológicos y otros proyectos de modernización, cualidades como la actividad y el espíritu emprendedor.
Tercero. Elevar el prestigio moral de los políticos y la confianza en las instituciones políticas, acabar con la corrupción, no exagerar las posibilidades del Estado en la solución de todos los problemas de la sociedad.
Cuarto. Crear condiciones apropiadas para elevar la confianza en la justicia y en la eficacia de su trabajo.
Quinto. Con el crecimiento de la importancia de los programas sociales en las condiciones de modernización se necesita crear un sistema de apoyo social para la generación mayor, que termina su ciclo vital activo, y desarrollar programas para el aumento de la natalidad.
Además, el presidente exhortó a toda la nación a aunar esfuerzos para superar la crisis económica, para aumentar la transparencia de la política, para llevar a cabo la reforma administrativa y para desminuir el número de burócratas. A. Cavaco Silva manifestó su propósito de trabajar con el fin de elevar el nivel de vida de los portugueses, que merecen una suerte mejor y que saben superar las dificultades y alcanzar nuevas cotas en el desarrollo, cosa que ya demostró reiteradas veces en el transcurso del proceso histórico.
Los comentarios al discurso del presidente fueron bastante favorables. Los periodistas más escrupulosos sacaron la cuenta de que A. Cavaco Silva había utilizado 9 veces la palabra “estabilidad”, 6 veces la de “colaboración” y 3 veces “consenso”, y basándose en la esencia de lo pronunciado llegaron a la conclusión de que el programa del Jefe del Estado no se contradecía en nada con el plan de acción del gobierno socialista. Los mismos objetivos había fijado para el país J. Sócrates, cuando presentó el 21 de marzo de 2005 su Programa de Estabilidad y de Crecimiento para los años 2005–2009, cuyo éxito va a depender en gran medida del nivel de entendimiento entre los actuales inquilinos de los palacios San Bento y Belem (k).
Existen buenas premisas para el desarrollo de un diálogo normal de trabajo, ya que los puntos de vista y los propósitos de ambos políticos en lo referente al futuro del país y a las tareas que este enfrenta, coinciden en gran medida, mientras que la exigencia, la crítica y el control de lo haga o vaya hacer el gobierno por parte de un economista de tan alta calificación como es el nuevo presidente, pueden constituir una ayuda sustancial para el jefe del Gobierno. Cierto es que la Constitución vigente admite la posibilidad de un desarrollo conflictivo de las relaciones, y no se puede ignorar esta circunstancia. Pero todo indica que la colaboración eficaz del gobierno socialista y del líder derechista del país será una componente básica del proceso político en los próximos meses.
Desde que tomó posesión del cargo, el Presidente ya efectúo los nombramientos al Consejo del Estado (l), de los cuales se desprende que prefiere tener como consejeros a políticos del PPD/PDS, cuya visión le es más afín. La prensa de la oposición manifestó descontento por estos nombramientos, ya que el PSP perdía a sus representantes en este organismo, y reprochó a A. Cavaco Silva el nada mas asumir el poder ya se estuviera olvidando de su promesa de ser presidente de todos los portugueses, aunque, por otra parte, reconoció su derecho a elegir parte de los miembros del Consejo del Estado por voluntad propia y de acuerdo con la Constitución vigente (art. 142).
Para los festejos con motivo del 32º aniversario de la Revolución de Abril el Presidente le preparó al país otra sorpresa más. En el discurso pronunciado ante la Asamblea de la República con motivo de esta fecha (37) A. Cavaco Silva hizo un análisis muy realista y ríguroso de la situación en el país y repitió sus tesis predilectas acerca de la necesidad de modernizar el país y de introducir un nuevo estilo de trabajo, centrando la atención en los problemas sociales. Comentó que el desarrollo económico del país se caracterizaba por la existencia de dualismo e insistió que Portugal era un país con un régimen de vida social y cultural arcaico, con insuficiente nivel de educación, baja calificación y bajo nivel de remuneración de los trabajadores, con una población que tiende a envejecer y con grandes diferencias en los ingresos (m).
Es sabido que en la esfera de la alta política los problemas se reducen a la poca eficacia del trabajo de la Asamblea de la República, la cual con frecuencia no puede reunir el quórum indispensable para que las votaciones tengan efecto, a las discrepancias en el gobierno y a la corrupción de las autoridades locales. Precisamente por ello el presidente no entró en pormenores y, evitando reproches puntuales, atribuyó la responsabilidad a todos los políticos, exhortando a lograr un acuerdo cívico y solidaridad al objeto de eliminar la desigualdad social y la pobreza, dejando aparte las discordias ideológicas.
La intervención de A. Cavaco Silva, bien recibida por la mayoría de los presentes, dejó perplejos a algunos de sus partidarios por la propia elección del tema y la animada discusión acerca del logro de los objetivos de la Revolución del año 1974: ¿cómo era posible que Portugal, que durante 32 años fue gobernado por socialistas y socialdemócratas, se haya convertido en el Estado con mayor desigualdad social en Europa?
Los exponentes de la izquierda, que desde hace mucho se arrogó el monopolio de la crítica a las autoridades por su política social, quedaron descontentos por la ingerencia del Presidente liberal en su territorio y volvieron a recordarle a Cavaco Silva que a la participación en la revolución él había preferido cursar estudios en el extranjero. Además, le reprocharon al presidente haberse presentado en el acto solemne sin el clavel en la ojera, cosa que después de la revolución no tenía precedente en Portugal.
Sin embargo, las declaraciones del Jefe del Estado merecen ser calificadas de correctas, sopesadas y muy consonantes con las exigencias del momento. La tonalidad apaciguadora de su intervención y el hecho de compartir la responsabilidad por la situación del país fueron bien recibidos. Además, indirectamente el presidente le brindó su apoyo al gobierno de centroizquierda, que últimamente se había visto obligado a derivar hacia la derecha, manifestó su preocupación por el nivel de vida del pueblo, cuyos intereses había prometido defender en su discurso de investidura.
A finales de mayo del año 2006 A. Cavaco Silva emprendió una gira por varias regiones del país, procurando aclarar las necesidades de desarrollo de la sociedad civil al objeto de enfrentar fenómenos sociales tan graves como el desempleo, la pobreza, el alcoholismo, la violencia doméstica, etc. La finalidad de este viaje consistía en despertar entre los ciudadanos el sentimiento de coparticipación en los procesos en curso en el país, estimular su incorporación a la lucha por la mejora de las condiciones sociales de vida.
Últimamente en la situación económica empieza a divisarse ciertos cambios positivos, si bien el gobierno socialista los considera como un éxito propio. El PIB ha entrado en una trayectoria positiva, según indican los datos del informe del Instituto Nacional de Estadísticas publicado en marzo de 2006,con referencia al último trimestre del año 2005 (38). Esos datos han insuflado cierto optimismo a la nación portuguesa, ya cansada de los problemas económicos. Aunque todavía muy tenues, ya se observan indicios de reanimación de la actividad económica. Según datos del Banco de Portugal en el primer trimestre del año en curso la exportación creció en un 11,4% en comparación con el mismo período del año 2005. (39) También inspiran cierta esperanza los nuevos datos que denotan un pequeño repliegue del desempleo en todas las regiones del país, salvo las del norte. Se está recuperando el crecimiento del consumo personal (creció un 1,2% en abril de 2006) (40) .
A pesar de que a comienzos del año 2006 se produjo cierta reducción de las inversiones, queda la esperanza de que pronto cambie la situación. Se han firmado 12 acuerdos importantes sobre colaboración con empresas internacionales en distintos campos de la economía por un monto total de más de 6.500 millones de euros, lo que equivale al 4,8% del PIB de Portugal (41). Las autoridades cifran grandes esperanzas en el amplio programa de colaboración con la compañía “Microsoft”, firmado en febrero del año en curso durante la tercera visita a Lisboa de su dirigente, Bill Gates. Se trata de 19 proyectos cuya realización debe imprimir mayor dinamismo a la economía, elevar el nivel de pertrechamiento tecnológico, introducir innovaciones en distintas esferas del complejo económico.
Vale destacar aparte la iniciativa “Nuevas oportunidades”, de acuerdo con la cual la “Microsoft” se encargará en colaboración con una serie de ministerios y entidades de elevar el nivel de preparación tecnológica de millones de portugueses. Además, se llevará a cabo la informatización del Ministerio de Asuntos Exteriores, de los consulados y embajadas, y se prestará ayuda en la creación de la sociedad de la información en todos los países lusohablantes que manifiesten tal deseo (42). Otro gran proyecto norteamericano-portugués, que prevé inversiones por un total de US$ 75 millones, es la construcción en la provincia de Alentejo de la mayor planta eléctrica solar del mundo.
En 2005 se aprobaron una serie de programas nacionales:
Programa de privatización para 2006–2007;
Plan tecnológico;
Plan de desarrollo de la ciencia y de las innovaciones hasta el año 2010;
Programa nacional para la sociedad de la información;
Plan nacional de innovaciones.
Se prevé llevar a cabo una reforma en gran escala de la Administración central del Estado que, según se proyecta, permitirá la plantilla de funcionarios en 75 mil personas, las cuales pasarían a estructuras privadas, y eliminar 120 instituciones de gestión administrativa.
También se ha presentado al parlamento el proyecto de una nueva reforma de la seguridad social (43).
Gracias a estos modestos cambios positivos el nivel de confianza en el gobierno ha crecido un tanto. Sin embargo, los problemas reales persisten, y es poco probable que el nuevo presidente se reserve en este plano el papel de mero espectador.
En el año 2006 en Portugal se inició un nuevo ciclo político, en el cual la sociedad deposita sus esperanzas. Los indicios de reactivación empresarial, la promoción a las alturas de mando del país de políticos enérgicos, ambiciosos y competentes, la ayuda de la Comunidad Europea y el interés de grandes inversores son factores que deberían contribuir a que Portugal recupere el status de “país exitoso”. El autor de esta expresión es el nuevo presidente A. Cavaco Silva. Si él logra realizar lo ideado: consolidar a la nación, entablar una fructífera colaboración con el gobierno, profundizar la integración en la UE, aprovechar la situación geográfica del país como “puertas de Europa al Atlántico”, hacer su aporte a la seguridad y la ulterior modernización del país, la nueva opción de Portugal podría considerarse justificada. El próximo ciclo electoral se iniciará en las postrimerías del presente decenio. No está descartado que el análisis comparativo de los adelantos de los países latinoamericanos, que optaron por “un viraje a la izquierda”, y del país ibérico, que inicia una nueva etapa de transformaciones liberal-democráticas, pueda ayudar a una u otra parte a concretar nuevos argumentos en la disputa entre los partidarios de estas dos vías de desarrollo.
a) Según el informe de la organización Reporteros sin Fronteras (RWB) del año 2004, Portugal ocupa el 25º lugar en el índice de la libertad de la prensa (índice – 4,50) entre 167 países (Press Freedom Index, PFI). El primer lugar lo ocupa Dinamarca con un índice de 0,5. – http://www.rsf.org
b) España ocupa el 33º lugar. Para determinar el grado de libertad económica los autores evalúan el grado de influencia sobre la economía de factores tales como la legislación fiscal, los aranceles, la regulación en la esfera de negocios, la ingerencia del Estado, la corrupción en los organismos del poder, el sistema judicial, el servicio aduanero, etc.
c) El índice de competitividad macroeconómica (Growth Competitiveness Index, GCI) es un índice bastante sintético, con gran cantidad de componentes, incluidos los niveles de educación, de impuestos, el grado de apertura económica y el nivel tecnológico. Es elaborado por el Foro Económico Mundial. Otro índice importante es el índice de competitividad del negocio (Business Competitiveness Index, BCI).
d) IDPH – Índice de desarrollo del potencial humano. En esta clasificación Portugal ocupaba en 2004 ese mismo 27º lugar.
e) Antonio Guterres (28.10.1995–06.04.2002), José Manuel Durão Barroso (06.04.2002–17.07.2004), Pedro Miguel Santana Lopes (17.07.2004–12.03.2005) y José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa (12.03.2005–hasta el momento actual).
f) Antes el PSD llevaba el nombre de Partido Popular Democrático.
g) División en períodos de la historia portuguesa después del derrocamiento de la monarquía, aceptada en la historiografía: I República – 1910–1926; II República – 1926–1974; III República – 1974–hasta el momento actual.
h) Partido Comunista de los Trabajadores Portugueses (PCTP).
i) José Sócrates Carvalho Pinta de Sousa nació en 1957. Es miembro del PS desde el año 1981. Desde septiembre de 2004, Secretario General del partido.
j) El primer Presidente civil del país después de 1974 fue Mario Alberto Nobre Lopes Soares (1986–1996); el segundo, Jorge Fernando Branco Sampaio (1996–2006). Ambos eran miembros del PS, pero al asumir el cargo suspendieron su militancia en el partido. El primer presidente después de la revolución del año 1974 fue el general Francisco da Costa Gomes (1974–1976). El primer presidente de la III República, elegido de acuerdo con la Constitución del año 1976, fue el general Antonio Ramalho Eanes (1976–1986).
k) San Bento – residencia del Primer Ministro, Belem – residencia del Presidente.
l) El Consejo del Estado es un importante organismo político-consultivo adjunto al Presidente de la República, que se convoca por decisión del Presidente en caso de su propósito de aprobar decisiones importantes para el futuro del país: declaración de guerra o de paz, la disolución del Parlamento, la dimisión del Gobierno. Parte del Consejo del Estado es formada según el cargo ocupado: el presidente, el portavoz del parlamento, el primer ministro, el presidente de la Corte Constitucional, el ombutsmen, dos jefes de gobiernos regionales (Islas Azores y la isla Madera) y tres ex presidentes. Diez puestos del Consejo del Estado son elegidos: 5 miembros elige según la representación de los partidos la Asamblea de la República, y otros 5 los designa el Presidente.
m) Según los datos comparativos de la Eurostat en el año 2004 los ingresos del 20% de los más ricos fueron 7,2 veces mayores que los ingresos del 20% de los más pobres, mientras que el índice promedio europeo era del 4,8 veces. – Diàrio de Notícias, 26.V.2006.
1. Ô.Ñ. Õàíòèíãòîí. Äâàäöàòü ëåò ñïóñòÿ: áóäóùåå òðåòüåé âîëíû. http://old.russ.ru.
2.A base del informe del Instituto Nacional de Estadísticas de Portugal (INEP) “30 anos de 25 de abril – um retrato estatístico. 1994–2003". http://www.ine.pt.
3. Real Instituto Elcano. Iberoamérica. Realidad frente a mito. Madrid, 2005, p. 3, 33, 97–103.
4.2006 Index of Economic Freedom Heritage Foundation. http://www.heritage.org.
5.En la región latinoamericana los mejores índices los tienen Chile (14), Barbados (26) y Bahamas (27).
6. Index of Economic Freedom of the World 2004 (IEF). http://www.causaliberal.net.
7.World Economic Forum. Growth Competitiveness Index Rankings 2005 and 2004 Comparisons. http://www.weforum.org.
8. Ibidem.
9. http://www.hdr.undp.org.
10. La clasificación abarca 111 países. El 1-er lugar lo ocupa Irlanda (con un índice de 8,33). El índice de Portugal es algo más bajo – 7,31. – Worldwide Quality-of-Life Index, 2005. http://www.economist.com.
11.Euroíndice laboral Adecco. http://www.iese.edu.
12.Contas nacionais anuais preliminares. http://www.ine.pt/prodserv/indicadores.
13.“El Pais”. Madrid, 29.I.2006.
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15.Destaque de INE. Síntese económica de conjuntura, Fevereiro de 2006. http://www.ine.pt.
16.“Diàrio de Notícias”. Lisboa, 27.I.2006.
17.La Constitución de la III República ha sido aprobada en el año 1976. Se le hicieron enmiendas en los años 1982, 1989, 1992, 1997, 2001 y 2004. Constituição da República Portuguesa. http://www.portugal.gov.pt.
18.M. Chumakova. América Latina: el poder y la política en el espejo de la opinión pública. – «Ëàòèíñêàÿ Àìåðèêà», 2005, N 8, p. 16.
19.“Diàrio de Notícias”, 29.I.2006.
20.Ibidem.
21.Ý. Ðàìàëüî. Ïîðòóãàëèÿ: çà êàðàâåëëàìè ïðîøëîãî. Ðîññèÿ â ãëîáàëüíîé ïîëèòèêå, ò.3, ¹ 6, íîÿáðü-äåêàáðü 2005. http://www.globalaffairs.ru
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30.“Diàrio de Notícias”, 05.II.2006.
31.“El País”, 24.I.2006.
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38.Contas nacionais trimestrais. 4 Trimestre 2005. http://www.ine.pt
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41.http://semanal.expresso.clix.pt
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